A diario los titulares nos hablan de robos, crímenes y secuestros. Todos estos muestran una verdad que, hoy en día, no es ajena a ninguno de los que se informan mediante los mismos: la inseguridad social. Es esa sensación de peligro la que me hace pensar que la sociedad ha caído en algún error. Si esto no fuese así, no caminaríamos por una calle desierta, de noche, con miedo al robo, en el mejor de los casos. Pero por supuesto que esta teoría del terror tiene una respuesta: “En el sistema capitalista están los que tienen y los que no tienen, y los segundos querrán ser los primeros. Estos tienen los mismos medios que los primeros para llegar a ese ‘status’”. A mi entender esto es un poco más complicado.
Primero, es el sistema capitalista quien mide a la gente por cuánto tiene. Es común pensar que un señor de traje manejando su auto importado no representa una amenaza para nuestra seguridad. Pero sí lo es un chico morocho y con zapatillas deportivas.Esta escala de valores es común a “todos” y en “todo”. Si le sumamos que ninguna publicidad estimula el ‘ser’ por sobre el ‘tener’, sino que nos explican que el ser va a llegar con el tener, obtenemos como resultado el nunca estar satisfechos. Siempre querer más. Entonces siempre habrá un modelo nuevo que convertirá al nuestro en viejo. Y, de acuerdo a la lógica empleada, no podemos ser felices si lo que tenemos es antiguo. También podemos agregar que, sobretodo en el último tiempo, se nos presentan “juguetes” como necesidades sin las cuales no somos personas “civilizadas”. ¿Cómo no vamos a tener un celular? Y si tiene cámara de fotos… ¡Guau!
… todo lo anteriormente descrito y tratemos de responder esta pregunta: ¿Cómo hace un chico en plena etapa de desarrollo para ser mejor persona si no puede tener prácticamente nada? “Porque no es ajeno a ninguna persona, que hay quienes no les alcanza ni siquiera para comer a diario”.
Una posible respuesta sería la de Erick Fromn en su libro: “El miedo a la libertad”.: “Si las condiciones económicas, sociales y políticas de las que depende todo proceso de individuación humana no ofrecen una… para la realización de la individualidad, en tanto que, al propio tiempo, se priva a los individuos de aquellos vínculos que les otorgaban seguridad, la falta de… que de ello resulta transforma la libertad en una carga insoportable.”
¿Qué significa esto? Que si al momento que empezamos a desarrollarnos como personas el Estado nos se encarga de brindarnos los medios económicos y sociales “para garantizar ese desarrollo”, no podremos hacerlo correctamente.
Entonces, si entendemos que es el sistema el que limita nuestro desarrollo integral, y se nos mide por el nivel de capital acumulado que tenemos, no sería equivocado pensar que la ‘ola de inseguridad’ es una coincidencia lógica del capitalismo.
Además, si pensamos en un ser humano que nace condenado a una formación marcada por la creciente violencia doméstica y social que representa la indiferencia de sus iguales, tal y como éste la percibe al comienzo de su infancia, quizás podamos dimensionar las causas que llevan a una persona de clase baja a delinquir para subsistir, sin tener ningún respeto por el prójimo.
Lejos de querer justificar estos actos, el propósito de este artículo es contextualizar a los mismos como una “consecuencia”, citando a Fromn o una consecuencia, valga la redundancia, del sistema capitalista. Y éste, es un sistema donde las personas ya no son personas, sino cosas. A mi entender, esta escala de valores está lejos de las necesidades mismas del ser humano. O, mejor dicho, lejos de las de casi todos. Porque nosotros somos “personas”: no nuestro trabajo, ni nuestro capital acumulado. Nosotros sabemos lo que es la angustia y el dolor, y si Ud. Lector después de haber leído esta nota concuerda con lo que se expresa en la misma, yo creo que el apoyar fervientemente al sistema es una forma de ganárselos a todas las personas que están bajo la linea de pobreza.
El capital no llora. El capital no tiene hambre. El capital no ve morir a sus amigos y familiares por la opresión del sistema. El capital no cree en la igualdad de los hombres: cree en su individualidad, y en lo material que este pueda producir. Por último, el capital no perdona. Por eso creo que no debería imponernos valores, ya que padecemos sus “efectos secundarios” cada vez más y con mayor intensidad. Y si no lo hacemos, lo harán nuestros hijos, o los suyos. Y esto no es una interpretación. El sistema continuará ampliando la brecha entre los que tienen y los que no. A lo que me refiero es que si continuamos así, el hambre y la marginación dejarán de ser conceptos abstractos, o imágenes sueltas por las calles y titulares en los periódicos, para convertirse en la realidad de todos.
